El emperrado corazón amora, de Juan Gelman. Tusquets, Barcelona, 2011, 296 p.
El título del libro de Juan Gelman ya indica algunas constantes de su contenido. Por un lado, la inventiva verbal que llega a la creación de neologismos: “amora” o “entreshijo”. Por otro, una sonoridad que uno no sabe si tildar de cacofónica o eufónica. Así es todo el poemario: un equilibrio difícil.
De entrada, no es frecuente juntar 139 poemas en un libro que no sea una antología. Ese gusto por la acumulación también se traslada a los poemas, que proceden por suma de imágenes con frecuencia incoherentes. Algo que ya avisa la solapa de la obra: “Cuestiona y suscita más que explica”. Es una poesía que crea atmósferas, y abierta a la revelación: “¿A quién le dieron el saber sin vino?”. Por cierto: que este endecasílabo no lleve a confusiones. Los versos de Gelman, en el plano fónico, utilizan profusamente el encabalgamiento abrupto para evitar el sonsonete imparisílabo.
Por lo que respecta a los temas, se trata la propia literatura, que aspira a rehuir “la falsa épica de símbolos”. También aborda la muerte en general y, sutilmente, la desaparición de los hijos a manos de militares. O la oposición razón-deseo. En suma, la de Gelman es una poesía extrema urdida con elementos que amenazaban poesía de la experiencia.
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